30/09/2010 - Masacre de Margarita Belén - Juicio oral – día 29
Cuerpos conservados en frío y movidos de un lado a otro
Uno de esos casos es el de Carlos Zamudio, víctima de los fusilamientos del 13 de diciembre de 1976. El testimonio corresponde al médico Guillermo Mendoza, quien firmó el certificado de defunción.

En un día marcado por las dificultades técnicas para establecer una videoconferencia con Córdoba y por los problemas que debieron superarse para que declare un testigo con problemas de audición, se desarrolló la audiencia por el juicio oral y público por la Masacre de Margarita Belén.

Declararon cuatro testigos:
Dos en la sala de audiencias: el médico Guillermo Mendoza, quien firmara en Posadas (Misiones) el certificado de defunción de Carlos Zamudio –víctima de la Masacre-, y Germán Bittel, que presidió la Comisión Permanente de DD.HH. de la Legislatura chaqueña que investigó crímenes de lesa humanidad ocurridos en la provincia, durante la dictadura.

Los otros dos, por videoconferencia; en ambos casos especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAFF): Carlos Vullo y Anahí Ginarte, conocida por su participación en el desentierro en Bolivia, de Ernesto Che Guevara.
El próximo miércoles 13 de octubre habrá una más que interesante jornada: ya que se hará inspección ocular en el cementerio San Francisco Solano y en el lugar donde se produjo el fusilamiento, cerca de Margarita Belén.

PROBLEMAS DE AUDICIÓN
Por problemas técnicos para establecer enlace con Córdoba, abrió la ronda de testigos Guillermo Mendoza, médico especialista en Medicina Legal –como él mismo se presentó-, que en diciembre de 1976 firmó el acta de defunción de Carlos Zamudio y de otros dos detenidos políticos: Pedro Orestes Peczak, uno de los fundadores del Movimiento Agrario Misionero, y de la docente Susana Ferreira.

La historia militar de la dictadura, dice que Zamudio –con una pierna rota- se fugó aquel fatídico 13 de diciembre de 1976, desde Margarita Belén hacia Misiones, donde termina muerto en un enfrentamiento en Cerro Moreno, junto con Peczak y Ferreira. La versión de Mendoza es diametralmente distinta.

La presentación de Mendoza fue tragicómica. En principio, nadie atinaba a resolver cómo traducir al testigo las preguntas del Tribunal y de las partes, ya que el médico tenía una evidente sordera, producto de un accidente. En principio, se trató con su esposa, ambos sentados en el estrado.
Pero, la idea no funcionó. Todos aportaban sugerencias, hasta el imputado Horacio Losito. Por fin, se atinó a una solución. La secretaria del Tribunal, María Lucía Frangioli ofició de “voceadora” de jueces, fiscales, querellantes y defensores.

ENFRIADOS
Mendoza se adentró de lleno en su historia: los militares, con Castex Laprida a la cabeza, lo fueron a buscar a su casa en un unimog, con tres cadáveres “desnudos y colocados uno sobre otro”. Y recordar: “El de Zamudio, fue un caso particular, que me impactó

La pericia la practicó en el hospital Madariaga de Posadas, donde, de inmediato, se percató que “los cuerpos estaban conservados en frío”, en alguna cámara –inhallable en la Misiones modelo 70, salvo en Posadas, pero no estaba a disposición de los militares, aclaró el testigo-.

Para tirar otra pista, basada en sus 37 años como médico: “Es como si los militares los tenían (a los cuerpos) en un lado y los llevaron a otro”. También aseguró que los cuerpos “tenían heridas múltiples”, sin poder precisar la cantidad de balas, pero sí que eran de distintos tipos de armas. En el caso de la docente Ferreira “tenía la cabeza partida como una calabaza con pérdida de masa encefálica”.

No pudo determinar si Zamudio tenía una pierna rota, porque no le practicó una radiografía al cuerpo –prohibido en el Hospital-, pero Mendoza sí pudo señalar sin dudas: “Es evidente que fue un homicidio, un enfrentamiento y homicidio”.

LOS ESPECIALISTAS
Los miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense: Carlos Vullo y Anahí Ginarte, mostraron la solvencia técnica que de ellos se espera, aunque la defensa intentó orientar las preguntas por el lado de cuestiones de competencia judiciales más que del trabajo de campo que realizaron.

Vullo fue el encargado de restituir dos de las identidades de las víctimas de la Masacre de Margarita Belén. Y Ginarte participó de la exhumación de los cuerpos en el cementerio “San Francisco Solano”, en octubre de 2005, así como del examen que se le practicó en el hospital Perrando.

De probada experiencia en campo, además de participar en la exhumación de los restos del Che en Bolivia, fue parte del equipo del EAAF que tuvo la difícil tarea de identificar los restos de las víctimas en Kosovo.

Ginarte recordó que en uno de los cuerpos de las víctimas de la Masacre, encontró restos de bala, y que, según las pericias, fue muerto por una ráfaga que vino de arriba abajo y de atrás hacia delante.

VILLASUSO
Cerró la lista de testigos, Germán Bittel, que entre 1983 y 1985 fue diputado provincial y presidente de la comisión legislativa que investigó crímenes de lesa humanidad durante la dictadura militar.

Durante ese trabajo, Bittel –hijo del ex senador Deolindo Felipe- fue uno de los hombres que entrevistó en su lecho de muerte a Eduardo Villasuso, un civil que hacía Inteligencia para los militares que, por una interna entre servicios, terminó ventilando detalles de la Masacre, hasta entonces desconocidos.

Por Marcos Salomón