07 de octubrede 2010
Masacre de Margarita Belén: el juicio
Revelan que a una de las víctimas le faltaba la nariz
Se trata de Patricio Blas Tierno. Así lo aseguró César Sánchez, quien fue el primero en ver sus restos en el cementerio de Resistencia. Un ex conscripto deberá ampliar su declaración.
La mañana comenzó tarde ayer, con un retraso de más de una hora –subiendo el promedio habitual de demora-, y con la presentación de sólo uno de los tres testigos citados para la trigésimo segunda audiencia del juicio oral y público por la Masacre de Margarita Belén.

Se trata de César Sánchez, formoseño, quien fue criado por la abuela de la diputada nacional Graciela de la Rosa, ex presa política –embarazada en cautiverio- y novia de Patricio Blas Tierno, fusilado el 13 de diciembre de 1976, con quien tuvo un hijo: Juan Pablo.

En cambio, no se presentaron a declarar Pedro Amarilla y Omar Solís. En el primero de los casos, el Programa de Asistencia a las Víctimas del Terrorismo de Estado, recomendó realizarle una pericia médica para evaluar si es pertinente convocarlo. En el segundo caso, dos certificados médicos justifican la falta.

Igual, la presidenta del Tribunal Oral Federal, Gladys Yunes, ratificó la citación de Amarilla y Solís y casi ofuscada recordó a las partes la necesidad de confirmar la presencia de los testigos, para no retrasar las audiencias.

Según el anuncio de la jueza Yunes, la próxima semana no habrá audiencia debate, por lo que el juicio se reanudará el miércoles 20. Dato no menor, teniendo en cuenta que se acerca peligrosamente la feria judicial de verano.

DE 16 A 21 TUMBAS
César Sánchez hizo de chofer de la madre de Graciela de la Rosa en un viaje Formosa-Resistencia, para reunirse con los padres de Patricio Tierno, con el objetivo de buscar el cuerpo que estaba en el cementerio San Francisco Solano para llevarlo después a La Plata, de donde es oriunda la familia.

Ya en el cementerio, una de las mujeres del grupo se desmaya, por lo César se encargó de ir a buscar el cuerpo y hacer el primer reconocimiento. En la garita de acceso, le indican dónde buscar: “Tierno es el seis”.

Sigue a dos sepultureros del cementerio hasta el lugar donde estaba enterrado Patricio. En el lugar, “había palos, tipo estacas, no cruces. No me acuerdo si había 16 ó 21 de esos palos… Los conté, porque comencé a buscar la tumba desde el otro lado”, recordó, aunque no pudo dar precisión alguna sobre el cementerio y la ubicación de esas tumbas individuales (que en los registros oficiales son ocho).

EL CUERPO
Sánchez rememoró que el cuerpo estaba desnudo, boca abajo: “No estaba en un ataúd, sino entre maderas, que se rompían y no se lo podía sacar”, precisó. También revivió como ese día el olor que desprendía, por el estado de descomposición.

César conocía a Patricio por haber ido a pescar en Formosa y compartir algún partido de fútbol: “Tenía los dientes encimados y una cicatriz a la altura de la rodilla”, graficó como señas particular.

Cuando los sepultureros dieron vuelta al cuerpo de Patricio, fue un momento duro: “No tenía nariz, sólo los orificios estaba con la boca abierta y vi sus dientes encimados”, indicó. También observó marcas en las muñecas y, al verificar si encontraba una cicatriz en la rodilla, pudo ver marcas en una de sus piernas.

Otra cosa que vio Sánchez en el cuerpo de Patricio fue un orificio “acá, a esta altura”, dijo, hincándose con el dedo izquierdo a la altura del hígado.

BATAHOLA
A la hora de las preguntas, la defensa daba vuelta sobre preguntas que ya le habían formulado, hasta que Carlos Pujol mostró todas las cartas. Pidió que el testigo se retire de la audiencia y comenzó una batahola que debió ser frenada por el Tribunal.

Pujol contrastó la declaración del testigo con las realizada por Tierno (padre) durante la instrucción (hombre ya fallecido), acusando a Sánchez de mentir, incluso amenazó con pedir el falso testimonio.

En un momento, Pujol y el querellante Mario Bosch ya discutían por fuera de la cuestión netamente jurídica. Los chispazos iban y venían, hasta que los jueces pusieron orden y le indicaron el procedimiento al defensor. Regresó el testigo a la sala de audiencias y terminó sin sobresaltos su declaración.

UN SOLDADO QUE VUELVE A DECLARAR
En principio, el Tribunal Oral Federal denegó el pedido de la defensa de los imputados (ocho militares y un policía) de realizar un careo entre los testigos: Alfredo Pegoraro y Alfredo Bruno. Así lo informó este jueves, al comienzo de la audiencia, la jueza Gladys Yunes.

Lo que resolvió el TOF es convocar nuevamente a los testigos: Pegoraro, ex concripto, Armando Pegoraro, tío del soldado y propietario de un campo lindante al escenario de la Masacre de Margarita Belén, y a un hombre de apellido Mendoza –por ahora no fue ubicado- que también posee tierras cerca del lugar (o lugares) de los fusilamientos.
Tras la ampliación declaratoria de los testigos, la presidenta y los vocales del TOF volverán a considerar la posibilidad de un careo.